Provenza Francesa
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- 14 ago 2018
- 3 Min. de lectura
Cuando Luca cumplió cuatro meses de vida nos animamos a realizar el primer viaje siendo una familia de tres. No arriesgamos mucho y nos decantamos por un viaje de cuatro horas en coche, aunque por no arriesgar fuimos a parar a un paraje impresionante.
El lugar escogido para estrenarnos como papis viajeros fue la Provenza Francesa. Tenía muchas ganas de ver los pintorescos campos de lavanda y los cerezos en flor. Fuimos a finales de junio cuando la lavanda empieza a florecer, aunque la mejor época es a mediados de julio. No recuerdo muy bien el itinerario que seguimos, así que en este post os dejaré los lugares que visitamos de la zona aleatóriamente.
Este viaje no lo hicimos solos, si no en familia, a lo grande, a pasar las fiestas de San Juan. Fue una gran experiencia. Nos acompañaron los abuelos, tía y bisabuelos de Luca, los bisabuelos son unos grandes viajeros que han recorrido más de medio mundo. ¡Cuentan con una colección de platos espectacular que avala todos sus destinos!
Así que siendo siete personas y un bebé, el alojamiento no podía ser más que una casa típica provenzal que escogimos mediante Airbnb. Beatrice, su propietaria es encantadora.
Si os interesa os facilito el contacto de la propietaria clicando aquí.
La casa nos facilitó todas las comodidades, incluso nos pudimos llevar a nuestro perrito, Calvin. Todos disfrutamos muchísimo en medio de un paraje lleno de tranquilidad donde el sonido de las cigarras y los pajarillos era lo único que se escuchaba.




Uno de los pueblos colindantes que visitamos fue L'Isle sur la Sorgue, la llaman la Venecia provenzal ya que el río se divide en canales donde hay molinos de agua típicos de la zona. Recuerdo que allí comimos un día al lado de unos de los canales y el calor era infernal. El pueblo es muy bonito aunque removiendo el archivo me he dado cuenta que no hicimos ninguna foto.
Otra parada imprescindible fue en la Abadía de Senanque, en Gordes. Había visto tantas postales del lugar que tenía muchísimas ganas de visitarla. Dimos un paseo por sus alrededores, visitamos el museo y compramos algún souvenir.


Otro de los pueblecitos encantadores que hay que visitar es sin duda Rousillon. Un pueblo construido en medio de formaciones rocosas donde sus tonos ocres y rojizos enamoran. Allí paseamos y tomamos helado entre sus callejuelas de piedra.
Coustellet, otro pueblecito con parada obligada. No olvidéis visitar el museo de la Lavanda, súper interesante conocer todo el proceso de plantación y recolección de esta planta, así como su destilación para crear fragancias con su olor tan particular. Por otro lado, vale la pena visitar el mercado artesanal y comprar algunos de los jabones tan típicos de la zona. Los músicos de la zona amenizan el paseo, de película!

Perdonad si no doy información muy precisa, sé que visitamos otros pueblecitos con miradores, pero después de dos años y haciendo memoria no consigo recordar el nombre. De todas maneras, si visitáis la zona ya veréis que hay muchos pueblecitos con parada obligatoria. Este viaje lo hemos recomendado a amigos y han vuelto enamorados. Por cierto! Una muy buena opción es recorrer la Provenza en bicicleta, para los amantes de ver la vida encima de dos ruedas ;)




Sin olvidar los pintorescos campos de lavanda. Una explosión de color en medio del verde y azul.



Un viaje para toda la familia que recomendamos 100%. Y sólo a 4 horas en coche de casa...¡volveremos!
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