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Laponia

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  • 23 ene 2022
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 23 ene 2022

Este es un viaje simplemente ESPECTACULAR. Un viaje muy soñado, que siempre decíamos que haríamos con los niños y que por fin pudo hacerse realidad. Con un programa fantástico, que os voy a poner tal cual lo escogimos con la agencia con la que programamos el viaje: ICÁRION. Un diez para ellos.


Este es un viaje que hay que coger con bastante antelación, pues las plazas se agotan rápidamente. Nosotros lo catalogamos como un gran viaje, que solo se hace una vez en la vida. Es por eso que no quisimos hacerlo por libre (aún menos en tiempo de covid) y lo contratamos con una agencia. En un primer momento, lo quisimos hacer para el puente de la purísima, pero nos quedamos sin plazas, así que la otra opción que nos encajó fue hacerlo para fin de año.


La página web donde lo contratamos fue papanoelenlaponia.com y la agencia que estaba detrás era Icárion. Toda la comunicación la realizamos vía correo electrónico o whatsapp y los días previos al viaje nos bajamos la aplicación donde constaba todo nuestro viaje y documentos. La comunicación con ellos fue fantástica desde el minuto uno. Espero poder realizar más grandes viajes con ellos. (¡Ojalá!)


Os voy a explicar nuestro viaje día a día, pero antes, informaros que Laponia es muy extensa y hay varios destinos. El más turístico es Rovaniemi, pero hay otros, como el que escogimos nosotros que fue Salla. Salla está ubicado en un fantástico entorno natural, en una de las zonas más vírgenes, intactas y menos pobladas de toda Europa donde, por su latitud, altitud y proximidad a la Península de Kola (Rusia) se suelen recibir las primeras y más copiosas nevadas de Laponia.


Día 1 (28/12) Barcelona-Salla


A las 10:25h del día 28/12 salía nuestro vuelo directo con destino a Kuusamo. Una guía de Icárion nos esperaba en la terminal de Barcelona para recibirnos y ayudarnos con la facturación. Los días previos al viaje, veía por Instagram el viaje de muchas otras personas a Laponia y teníamos unas expectativas y ganas tremendas. Uno de los viajes que más me gustó fue el de @myfamilytrip_ y vi cómo los padres le hicieron un paquete temático a su hija con cositas para el vuelo. Así que cogí esta idea e hice lo mismo para mis peques, una caja para cada uno llena de juegos, lápices de colores y un libro para colorear con motivos de Laponia que encontré en canva. El vuelo es de aproximadamente unas cinco horas, y aunque comíamos a bordo, así iban más distraídos.








Llegamos al aeropuerto de Kuusamo sobre las 16:15h, donde nos esperaba otro guía de Icárion, Pedro. Nos trasladamos en dirección norte, hasta Salla. Tras una hora de trayecto llegamos a este paraíso blanco donde este año 2021 se ha establecido el último parque nacional de Finlandia. Estábamos tan emocionados que nos hacíamos fotos con todo lo que encontrábamos.





Llegamos a nuestro complejo de cabañas en Salla. El complejo se llama Sallatunturin Tuvat y era como estar en una postal. Aquí es donde nos dimos realmente cuenta de dónde estábamos. ¡Qué maravilla de lugar!



Todas las cabañas, son muy confortables y acogedoras y disponen de un completo equipamiento; cuarto de baño con ducha, calefacción, sauna propia, una o varias habitaciones, chimenea y cocina equipada con nevera, microondas, etc. Además, teníamos a nuestra disposición, de forma gratuita, leña ilimitada para la chimenea y trineos para los niños. En nuestro alojamiento también nos encontramos los trajes térmicos de nuestra talla esperándonos para poder usarlos desde nuestra llegada y durante toda nuestra estancia y un gran detalle de la agencia fue dejarnos una carta de bienvenida y un vinito. Una vez instalados y ya equipados con la ropa térmica, cenamos en el restaurante Kiela del complejo de Salla Tuvat donde conocimos a Stephany, nuestra guía para estos días.







Día 2 (29/12) Salla - Safari en motos de nieve.


Hemos pasado nuestra primera noche en Laponía y nos esperan las motos de nieve. Desayunamos en el buffet en el restaurante Kiela del complejo de Salla Tuvat, si os preguntáis si comimos bien, la respuesta es un SÍ rotundo. Todo estaba buenísimo. Los cocineros eran lapones y eslovenos y cocinaban de miedo, todo exquisito.


Los primeros en montar en las motos fueron los peques. ¿Qué no estaba convencida yo del todo? Pues sí, y más conociendo a mis dos kamikazes. Peeeeero, las condujeron como auténticos expertos y encima se lo pasaron bomba.




Después de la mañana de las minimotos y de comer llegaba el turno de los mayores. Realmente cuando te dicen que vas a vivir una experiencia única, es porqué es así. Creo que fue la mejor experiencia que viví en Laponia, así que si os ofrecen ir en motos de nieve no podéis decir que no. La ruta fue muy generosa, de dos horas largas, los paisajes ES-PEC-TA-CU-LA-RES. A medio camino, paramos en una cabaña en lo alto de una colina, donde tomamos café y chocolate caliente en medio de una hoguera contemplando la bucólica imagen de la naturaleza lapona. Qué maravilla. Lo pienso y me emociono.


Los más pequeños iban disfrutando del safari de motos de nieve en un trineo cerrado arrastrado por las motos de los guías así que no pasaron frío.









Continuando con nuestro día lapón, a la hora de cenar, nos trasladamos a una kota de madera para degustar una cena muy especial, a base de ricos productos locales de cercanía. Durante la velada, nuestros anfitriones samis nos fueron contando viejas historias y tradiciones locales de chamanes. Durante la cena nos obsequiaron con un diploma que certificaba que habíamos cruzado el círculo polar ártico. ¡Qué gran detalle!








Día 3 (30/12) Salla - Safari en trineo de renos


Si el día anterior fue espectacular este ni os explico. Nunca antes habíamos visto un reno y el día de hoy lo dedicaríamos entero en una granja de renos. Nos pasó algo curioso, y que según nos contaron nunca había pasado antes allí, y es que se fue la luz en Salla. Cada día estaba nevando y esa noche cayó un buen temporal que nos dejó sin luz. Así que el almuerzo, por ejemplo, lo hicimos casi a oscuras. Y digo casi porque a medio almuerzo regresó la luz. Una anécdota más que contar, pero vaya anécdota más...¡¡fría!! En el confit del mundo lo último que esperas no es quedarte sin luz ni calefacción...aunque suerte de las hogueras que estaban por todas partes.


Lo primero que hicimos cuando llegamos a la granja fue conocer a sus propietarios y dar un paseo en trineo. Relajante a la par que frío, no os voy a engañar, ese día notamos el frío de verdad. A medio paseo paramos y descansamos junto una hoguera donde los peques hicieron algunos juegos para entrar en calor.













Cuando el paseo en reno acabó, fuimos a una cabaña a comer. Las pobres mujeres que nos atendieron sufrían porque no teníamos luz, pero nos atendieron igual de bien. La hospitalidad finlandesa estuvo presente constantemente. Las fotos son de cuando regresó la luz.




Después de comer, nos ofrecieron hacer los postres fuera, alrededor de una hoguera. Tomamos chocolate caliente y galletas de jengibre, mientras nos explicaban curiosidades sobre los renos. Al final de la explicación, nos regalaron un collar de cuerno de reno. ¿Sabíais que los renos cada año pierden sus cuernos de manera natural durante el invierno, y que en verano les pueden llegar a crecer hasta 2 cm al día?





Después de esta clase magistral, fuimos a la granja donde los renos campan libremente. Allí tuvimos la oportunidad de darles de comer hojas de abedul que para ellos son como chucherías. Los renos son más pequeños de lo que me esperaba, y más dóciles también. Las granjas de renos son imprescindibles para la supervivencia de la especie, sin embargo, no hay personas dispuestas a mantenerlas...Stephany nos contó que a ella le preocupaba que nuestra generación fuese la última en ver un reno en libertad.



Por la tarde decidimos ir al spa del complejo...duramos 10 minutos en las piscinas, porque sabéis qué pasó, ¿no?


¡Se volvió a ir la luz!


(Por suerte a la hora de la cena, regresó)


Día 4 (31/12) Salla - Trineo de huskies, pesca en el hielo y raquetas de nieve.


Seguimos disfrutando del destino y actividades únicas. Después de un potente y necesario desayuno buffet, iniciamos una de las excursiones más emocionantes de nuestro viaje; un paseo en trineo de perros. Para ello nos trasladamos hasta la granja de Huskies, para conocer más en detalle cómo es la vida en Laponia de estos nobles animales. Aunque la mayoría de los perros son de esta raza también se pueden encontrar otras razas expertas y entrenadas para tirar de los trineos, cosa que hacen con mucho gusto. Pudimos ver los cachorros y consultar algunas dudas con sus criadores. Llegado el momento y tras recibir los consejos para disfrutar de la experiencia de una manera segura, nos convertimos en magistrales mushers de un auténtico trineo de perros huskies. Desde luego, conducir un trineo de huskies por los bosques nevados de Salla es una de las mejores experiencias que se pueden tener en un viaje a Laponia ¡Lo disfrutamos muchísimo! Y como dato curioso...¡Los perros tenían calor! Los pobres iban comiendo nieve de la sed que tenían...si bien es cierto, que estábamos a -9 grados cuando ellos están bien a partir de -18º...














El último día del año almorzamos como auténticos samis: una buena sopa caliente y salchichas asadas alrededor de una hoguera en medio del bosque que asamos nosotros mismos; y para continuar con tradiciones de la tierra, practicamos la pesca a través del hielo e hicimos una caminata con raquetas de nieve.







Tras una jornada de nuevas experiencias, regresamos a nuestro alojamiento dónde nos esperaba la cena de fin de año y una súper actividad. Los más peques, se quedaron con las guías haciendo talleres y manualidades mientras los mayores fuimos en motos de nieve a pescar alguna aurora boreal. No tuvimos suerte y no vimos ninguna, aunque las uvas las comimos igual, y la experiencia fue igualmente increíble. Parar en medio de un lago helado, a plena noche, sin luz...¡qué lujo! Una noche de fin de año que no olvidaremos jamás.





Día 5 (01/01) Salla - Multiactividades infantiles y encuentro privado con Santa Claus.


Con el nuevo año amanece un nuevo día espectacular en Laponia. El primer día que no nieva desde nuestra llegada. Hoy el día está lleno de momentos y actividades únicas. Es el día más esperado de los peques; se encontrarán con Santa Claus. ¡Con el verdadero Santa Claus! Están a tope de nervios.


Tras un buen desayuno buffet, nos dirigimos a la granja de renos cercana a disfrutar de actividades en la nieve muy divertidas para toda la familia: paseos en raquetas de nieve, lanzamiento de lazo lapón, hockey sobre nieve, alimentar a los renos y dar un pequeño paseo en un trineo. Mientras nos divertimos en este entorno esperamos la llamada de un elfo que nos conducirá en un trineo tirado por una moto de nieve hasta un lugar secreto en medio del bosque donde Santa Claus nos está esperando. Nos recibirá de forma privada, familia por familia. Tenemos suerte y el elfo nos llama de los primeros. Nos llevan en un súper trineo tirado por una moto de nieve y llegamos a una cabañita pequeña en el bosque donde al final, cerca del lago, mamá Noel nos esperaba...














Mamá Noel es encantadora, y después de un rato jugando con ella, nos llaman. ¡Papá Noel nos espera! ¡Qué momentazo! Sin duda este viaje no lo olvidaremos jamás.








Seguimos el día con resaca de emociones; nos espera el almuerzo en el museo animal y una tarde de cine con palomitas: "La leyenda de Santa Claus".









Día 6 (02/01) Salla - Kuusamo - España.


Último día en tierras laponas que dedicamos a hacer compra de souvenirs en Ruka, la población más cercana a Salla (a 1:30h). Antes de abandonar Salla nos despedimos de Stephany que ha estado una excelente guía y nos quedamos con Mercè que durante el trayecto nos explica mil y una curiosidades sobre Finlandia.


Este viaje ha sido un viaje para recordar. Hemos disfrutado, hemos conocido un entorno totalmente desconocido para nosotros, hemos cumplido sueños, hemos conocido a gente maravillosa, nos hemos emocionado y hemos aprendido un poquito más de cultura.


Un viaje espectacular que nos llevamos en la mochila de recuerdos. ¡Hasta siempre, Laponia!








 
 
 

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